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Pekín ha decidido no imponer aranceles adicionales a las importaciones de brandy procedentes de la Unión Europea, al menos por el momento. Esta decisión llega en medio de crecientes tensiones comerciales entre China y la UE, tras el anuncio de Bruselas sobre aranceles de hasta el 36,3% para los vehículos eléctricos chinos.
El Ministerio de Comercio de China está llevando a cabo una investigación sobre el brandy europeo, considerando que algunos productores comunitarios podrían haber estado involucrados en prácticas de dumping, vendiendo a precios con márgenes del 30,6% al 39%. A pesar de reconocer la existencia de dumping que podría dañar a la industria local, el gobierno chino ha decidido no implementar medidas antidumping en este momento.
La reacción de Pekín se produce en un contexto donde la Comisión Europea ha acusado a China de prácticas comerciales desleales, especialmente en la industria de vehículos eléctricos, lo que podría afectar a los fabricantes europeos, sobre todo en Alemania.
La decisión de no imponer medidas adicionales brinda un respiro a los productores de brandy europeos, especialmente a los franceses, quienes podrían verse afectados por la sobreproducción en el mercado chino. Sin embargo, la posibilidad de futuras sanciones siempre está presente, lo que podría amenazar la viabilidad del sector.
Por otro lado, Bruselas ha ajustado su enfoque conciliatorio, reduciendo el arancel del 38% inicialmente propuesto al 36,3%. Esta medida se alinea con acciones similares de otros países, como Canadá y Estados Unidos, que también han impuesto aranceles del 100% a las importaciones de vehículos eléctricos chinos.
Además, la UE está investigando las subvenciones que China otorga a su industria de paneles solares y otros sectores. Pekín ha reaccionado a estas acusaciones calificando a Europa de «proteccionista» y ha solicitado que la UE reconsidere las medidas impuestas desde julio.
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